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El riesgo financiero: un compañero constante en nuestras decisiones económicas

Cuando escuchamos el término riesgo financiero, la mayoría piensa en las inversiones: en la bolsa de valores, en los fondos de inversión, en las subidas y bajadas del mercado. Sin embargo, el riesgo financiero no se limita a invertir.  Está presente también en los ahorros, las deudas, las decisiones de consumo y hasta en no tomar acción.


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La Real Academia Española define el riesgo como la “contingencia o proximidad de un daño”.  Si lo trasladamos al ámbito financieros, el riesgo seria la posibilidad de que los resultados sean diferentes a lo esperado.  Esto puede significar perder dinero, ganar menos de lo proyectado o no alcanzar una meta financiera dentro del tiempo previsto.


Cada decisión económica —ahorrar, invertir, endeudarse o posponer una acción— conlleva cierto grado de incertidumbre. La clave está en reconocerlo y trabajarlo adecuadamente.

Entre los principales factores que contribuyen al riesgo financiero encontramos:


  • La inflación, que reduce el valor real del dinero.

  • Cambios en las tasas de interés, que impactan el costo de endeudarse o el rendimiento de los ahorros.

  • La concentración de activos en un solo producto o institución.

  • El horizonte de tiempo, cuanto más corto, mayor la vulnerabilidad a fluctuaciones.

  • Las decisiones emocionales, muchas veces guiadas por miedo o euforia.


Entender estos factores nos permite desarrollar estrategias más equilibradas y conscientes.

También debemos tener presente que, a menudo, el mayor enemigo no es el riesgo real, sino el que percibimos.  Por ejemplo, muchas personas evitan invertir por temor a perder dinero, pero al hacerlo dejan su dinero expuesto a otro tipo de riesgo: el riesgo de inflación, que erosiona su poder adquisitivo año tras año.En otras palabras: no invertir también es asumir riesgo, aunque sea menos visible.


No existe una vida financiera libre de riesgo. Guardar dinero “debajo del colchón”, invertir solo en un producto, o mantener todas las cuentas en una sola institución son ejemplos de decisiones aparentemente seguras, pero que en realidad conllevan su propio tipo de vulnerabilidad.  Reconocer que el riesgo es constante nos invita a pasar de la reacción a la planificación.  No es posible eliminar todo el riesgo, pero si es posible reconocerlo, entenderlo, medirlo y tomar decisiones informadas para reducirlo.  Algunas estrategias para reducir riesgos incluyen:


  • Diversificar las inversiones y fuentes de ingreso.

  • Establecer un fondo de emergencia adecuado.

  • Ajustar las metas y el horizonte de inversión al perfil de riesgo personal.

  • Mantener un plan financiero que nos ayude a visualizar nuestro cuadro económico completo y como alinea con nuestras metas y valores.

  • Revisar periódicamente nuestro plan financiero para adaptarlo a los cambios del entorno.


En Andares Financial Group ayudamos a nuestros clientes a entender su relación con el riesgo, a identificar los que realmente les afectan y a desarrollar estrategias que les permitan avanzar con confianza, claridad y propósito financiero.

 
 
 

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